El fallo de la CONMEBOL por la mala inclusión de Carlos Sánchez marcó el clima del segundo partido de la serie y, con el 3 a 0 otorgado por el reglamento, prácticamente la selló.

Santos no tuvo respuestas futbolísticas, casi no le creó peligro a Independiente y, con el correr de los minutos, la desesperación por romper el cero hizo que pegara y corriera más de lo que jugaba.

El temple de los jugadores del “Rojo”, que tampoco hizo un gran partido, hizo el resto: los de Avellaneda no pasaron sobresaltos en el Pacaembú.

El final anunciado llegó a diez minutos de que dieran el pitazo final: las bombas de estruendo fueron el comienzo del caos que terminó en intentos de invadir el campo de juego y peleas cuerpo a cuerpo entre los hinchas brasileños y la policía.

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