Hace cuatro días un tsunami golpeó el estrecho de Sonda, entre las islas de Java y Sumatra, en Indonesia. Los equipos de emergencia trabajan con premura para encontrar con vida a alguna de las 159 personas que se dieron por desaparecidas.

Desde el lunes solo encontramos muertos. En una de las cabañas descubrimos juntos a una anciana y un bebé de unos 6 meses”, señaló Fariz Munadar, un voluntario que trabaja en el oeste de Java.

El personal de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres intenta revisar cada edificio y zona de escombros con la esperanza de que la cifra de 430 fallecidos no crezca más.

La Cruz Roja, por su parte, alertó sobre la necesidad de ayuda internacional para paliar la situación e informó sobre el estado de los más de 22.000 evacuados: “La salud de algunos de los evacuados empeoró en los últimos días por el temporal. Hay catarros, fiebres y en algunos casos neumonías leves, pero nada de gravedad“.

Para colmo, en las últimas horas, las autoridades indonesias decidieron elevar el alerta por la erupción en el volcán Anak Krakatau, que el sábado último provocó el tsunami.

En esta línea, subrayaron que el alerta pasó a nivel 3 en una escala de 4: desviaron vuelos que iban a pasar cerca del volcán y ampliaron el radio de exclusión.

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