El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires volvió a vivir un momento de tensión por el controvertido cierre de las escuelas nocturnas: en medio de una charla en el Club Yupanqui, vecinos de Villa Lugano lo increparon al grito de “¡Las escuelas no se cierran!” y, tras intentar dar respuestas, tuvo que escaparse del lugar.

Cuando le volvieron a exigir la derogación de la resolución del Ministerio de Educación que comanda Soledad Acuña, el mandatario porteño aseguró: “No lo haré. ¡No griten más! Para los vecinos del barrio… disculpen los vecinos del barrio”.

En el primer día hábil del año, los docentes porteños anunciaron que no iniciarán el ciclo lectivo 2019 si el Gobierno de la Ciudad no da marcha atrás con la controvertida resolución que dictaminó el cierre de 14 escuelas nocturnas.

El golpe para la comunidad educativa es duro en todos los niveles: por un lado, estos cierres implicarán cientos de despidos de docentes y preceptores; por el otro, miles de jóvenes que intentan terminar la escuela bajo esta modalidad por tener familia, trabajo y tareas que atender durante el día, no podrán contar más con esta posibilidad.

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