La semana pasada el Hospital “Héctor Quintana” de San Salvador de Jujuy informó que murió la bebé nacida el viernes pasado tras la cesárea que le practicaron a una nena de 12 años que había sido violada por un vecino de 50 años.

Inmediatamente se desató la indignación: tanto la menor como su madre habían pedido por escrito que se active el protocolo de ILE (Interrupción Legal del Embarazo) pero las autoridades se negaron.

Ahora el que rompió el silencio fue Gustavo Briones, jefe del área de obstetricia del hospital: el médico decidió renunciar a su cargo y reiteró su desacuerdo con la cesárea que se le practicó a la menor.

En esta línea, apuntó contra el gobierno de Gerardo Morales por “desatender la opinión profesional brindada por la totalidad de los médicos especialistas” y su “irrespetuosa intromisión”.

“El procedimiento fue una innecesaria colocación en riesgo. El servicio especializado en la materia, desaconsejó la interrupción del embarazo, por cuanto el feto -de acuerdo a su edad gestacional- tenía altísimo riesgo de morir en caso de ser separado del seno materno. Es unánime la bibliografía en establecer que un feto con peso inferior a los 1.000 gramos y con edad gestacional menor a 27,6 semanas, se denomina prematuro inmaduro y goza de bajísimas expectativas de sobre vida“, remató.

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