Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga, y Vanesa Orieta, hermana del joven, estuvieron presentes en el inicio del juicio por torturas al joven de 16 años.

LA 2

Ante el Tribunal Oral Criminal 3 de La Matanza, en San Justo, Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, declaró:  “Todo esto empezó cuando él se negó a robar para la policía. Después de esa detención (la del 2008), Luciano tenía miedo”, aseguró.

“Ojalá que la Justicia investigue a fondo esta causa que para mí y para mucho otros es el ejemplo de una problemática que sufren mucho jóvenes. Esto tiene que ver con el control y el sometimiento de los jóvenes para fines delictivos controlados por las fuerzas de seguridad”, agregó luego Vanesa Orieta, hermana de Luciano, a Infojus Noticias.

“Para mí este momento es muy duro. Todo lo que se diga tendrá que ver con la violencia y quien lo sufrió más que cualquier otro fue Luciano. Yo espero hablarle a los jueces para relatar una historia que vivió mi hermano, que fue traumática para él y ocasionó daños irreparables en su vida”, aseveró.

“Quiero decir en palabras lo que sintió cuando fue golpeado y humillado mientras verdugueaban a su vieja y a su hermana en el hall de entrada del destacamento. Voy a contar lo que sucedió, ni más ni menos. Ellos tendrán que considerar si lo que sufrió constituye un delito violatorio de sus derecho como niño”, sentenció Orieta.

Luciano Arruga

Aquel 31/01/2009, Luciano Arruga volvía para su casa luego de estar con amigos todo el día: esa misma tarde, le había confesado a la kiosquera del barrio las ganas que tenía de retomar los estudios para regalarle a su hermana, Vanesa, el título secundario. Era ya la medianoche cuando, sobre la Avenida Mosconi de Lomas del Mirador, lo paró un patrullero policial. Hay testigos que cuentan cómo lo palparon, pegaron y maltrataron: nada fuera de lo común para los chicos pobres que se niegan a robar para la policía.

Lo dejaron ir. Luciano siguió caminando para su casa y nadie sabe si se dió cuenta o no que el patrullero todavía lo seguía. En Perú y Pringles, lo metieron a la fuerza en el vehículo policial mientras era brutalmente golpeado. Tiempo después, fue visto en el Destacamento de Lomas del Mirador todo ensangrentado y lastimado.

No era la primera vez que al joven lo detenían ilegalmente en el Destacamento. En septiembre de 2008, lo tuvieron durante varias horas retenido en la cocina mientras lo golpeaban al grito de “Negro de mierda, te van a violar en la 8ª y vas a aparecer en un zanjón”.

Aquel día lo salvó la presencia de su madre, Mónica, y su hermana Vanesa. Sin embargo, cinco meses mas tarde no correría la misma suerte: ese 31 de enero fue la última vez que se lo vió a Luciano con vida.

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