El segundo semestre tampoco llegó con alegría ni buenas noticias a la puerta de la canciller argentina: está cuestionada por propios y ajenos.

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El apoyo del gobierno de Mauricio Macri a la candidatura de Hillary Clinton en las elecciones norteamericanas terminó siendo un problema: luego de meses de afirmaciones públicas y demostraciones de afecto, los funcionarios tuvieron que salir precipitadamente a felicitar a Donald Trump, borrando con el codo todo lo dicho hasta entonces.

Entre estos se encuentra Susana Malcorra, una de las mayores “defensoras” de la candidata demócrata: tras advertir sobre un “parate” en las relaciones en caso de que ganara el magnate, debió felicitarlo airadamente un día más tarde.

Antes las cosas ya se le habían complicado un poco: cosechó rechazos en la opinión pública y cuestionamientos de la oposición por el “compromiso de buenas intenciones” firmado con Gran Bretaña por las Islas Malvinas. El último capítulo de ello sucedió hace pocos días atrás, cuando el gobierno comunicó su negativa a avanzar en un juicio contra Gran Bretaña por crímenes de guerra, el hundimiento del Belgrano y torturas a soldados argentinos.

En medio de todas estas polémicas, legisladores de la oposición elevaron distintos pedidos a Marcos Peña para que responda sobre los fondos públicos destinados a impulsar la candidatura de Malcorra en la ONU: en el rubro viajes se destinaron 1.309.505 pesos.

“En otro viaje por su candidatura también a la ONU gastó $ 154.971 en pasaje y $ 51.391 en viáticos y en un tercer viaje a Nueva York, Luanda y El Cairo gastó $ 318.000 en pasajes y $ 38.475 en viáticos. A su vez, su secretario privado, Tomás Giudici, viajó por la candidatura de Malcorra dos veces a Nueva York y gastó $ 306.000 en pasajes y $ 69.000 en viáticos. Marcos Stancanelli, el otro secretario de Malcorra, viajó una vez a la ONU y gastó $ 182.000 en pasaje y $ 13.000 en viáticos”, aclaran desde “La Nación” quienes tuvieron acceso al informe.

El equipo que sostiene el trabajo de la canciller tampoco pudo abocarse enteramente a su trabajo: ocho funcionarios se desempeñaron en Buenos Aires y cinco en la embajada de la Argentina ante las Naciones Unidas, coordinando su deber como diplomático y los quehaceres de la campaña.

Perdida la chance de escalar hasta el máximo sillón del organismo internacional, Susana Malcorra quedó una vez más en la encrucijada y con la imagen debilitada: cuestionada por la oposición, en la “picota” de la opinión pública, con una gran “enemiga interna” como Elisa Carrió y un raid de malas decisiones e infortunio a cuestas.

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