Buena parte de la Provincia de Buenos Aires está bajo el agua y esto ya se volvió moneda corriente: todos los años, amplios sectores del país sufren las inundaciones.

Lejos de ser una inclemencia climática, el agua arrecia casas, campos, rutas y lo que encuentra a su paso gracias a distintos factores que tienen, como moneda común, la especulación financiera y la rentabilidad: la creciente sojización, un modelo productivo extractivista que no repara en los daños ambientales, la deforestación, la destrucción de humedales y la erección de megaemprendimientos inmobiliarios sobre ellos.

La “Ciudad Feliz” no es la excepción: este último sábado llovió en cinco horas 100 ml, 30 ml más de lo que se esperaba para todo el mes de abril: los desagues no dieron abasto y el agua comenzó a crecer, anegando calles e inundando casas.

Debido a que el mal clima continúa, la municipalidad local confirmó que no habrá clases durante toda la jornada del lunes y comunicó que la atención en oficinas públicas es limitada. Por el momento hay más de 120 personas en centros de evacuación.

Para colmo, la titular del área de Desarrollo Social municipal, Vilma Baragioli, se fue de vacaciones a Brasil pese a saber la gravedad de la situación y lo desalentador del pronostico: todo ello termino por desatar la bronca de los marplatenses. Desde la municipalidad esgrimieron que el viaje “estaba planificado con anterioridad” y que, de todas formas, mantienen “contacto” con la funcionaria.

En las últimas 48 horas ya cayeron 220 ml y distintos barrios de la ciudad están literalmente bajo el agua: las autoridades recomendaron “no salir si no es necesario” y advirtieron sobre la peligrosidad de circular por algunas zonas de la ciudad.

Comentarios

comentarios